Todos queremos sentirnos bien, o sea, que nos vaya bien en el amor, salud y trabajo.
Es fácil querer eso, pero no dice nada de nosotros.
Lo que sí que marca una diferencia es responder a esta pregunta:
¿A qué estás dispuesto/a en tu vida?Lo que veo en consulta es que muchos queremos ser felices, pero sin arriesgarnos.
Pedimos una buena relación, pero sin conflictos, silencios y malos rollos.
Pero, en realidad, yo creo que todo que lo que tenemos en la vida depende de una cosa:
de los sentimientos difíciles que estamos dispuestos a sostener.
Si hablamos de la pareja, por ejemplo, no es posible tenerla sin turbulencias emocionales.
No es posible sin de vez en cuando tener que mirar fijamente a un móvil que no suena.
No es posible sin atravesar multitud de decepciones.
Es parte del juego del amor. No puedes ganar si no juegas.
Más qué preguntarte qué quieres disfrutar yo te invitaría a decidir qué dolor estás dispuesto a soportar.
Si quieres los beneficios de algo en la vida, también debes asumir ciertos costos y renuncias.
Si quieres algo y no lo estás consiguiendo es que tal vez es una fantasía.
Quieres el resultado y no el proceso. Y eso no funciona. Lo digo por experiencia.
Alberto Martín-Loeches
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