La Terapia Gestalt es una terapia psicológica de corte humanista y experiencial que busca potenciar el desarrollo humano y crecimiento personal.
Su objetivo fundamental es que la persona se dé cuenta, que tome consciencia de todo aquello que siente, considerando que de esta manera se posibilita que pueda desarrollar sus verdaderas potencialidades.
La Terapia Gestalt trabaja bajo el paradigma de que “el todo es más que la suma de las partes”. Considera al ser humano desde una perspectiva holística e integradora de modo que la percepción que la persona tiene de su realidad depende de las interrelaciones entre todas sus experiencias vividas y de todas las facetas de su persona (lo físico, emocional, cognitivo, social e incluso lo espiritual).
Para comprender qué es la Terapia Gestalt es útil conocer su origen. Fritz Perls creó La Terapia Gestalt a mediados del siglo pasado. Se enmarca dentro de la denominada “tercera fuerza” o Psicología Humanista.
Una de las fuentes de la Terapia Gestalt es la Psicología de la Gestalt o de la Forma, cuyo objetivo fue estudiar las leyes de la percepción humana, basándose en la idea de que entre el fondo y la figura de todo campo perceptivo se dan interrelaciones y que la percepción depende, no solo de factores objetivos sino también subjetivos como las necesidades o expectativas de la persona.
La Terapia de la Gestalt, está influida por la Psicología de la Gestalt de modo que en esta terapia se resalta la importancia de las interacciones recíprocas y continuas establecidas entre el individuo y el medio.
El Psicoanálisis también tuvo una influencia directa en la Terapia Gestalt ya que Perls se formó como psicoanalista y ejerció durante más de 20 años como tal antes de revelarse ante muchos de los postulados de la teoría y práctica del psicoanálisis ortodoxo.
Puede considerarse que la Terapia Gestalt comenzó siendo una revisión del psicoanálisis y, aunque no niega la existencia e importancia del inconsciente, se centra en el consciente, en aquello de lo que el individuo se da cuenta. Perls propone abordar el inconsciente de forma distinta al psicoanálisis, a través de la escucha y atención al propio cuerpo, a las sensaciones y a la emoción.
Los conceptos básicos en los que se fundamenta la Terapia Gestalt son los siguientes:
Se considera que es imprescindible que el individuo tome conciencia de todos estos prejuicios, creencias, pensamientos y expectativas con los que se interpreta la experiencia y que suelen ser los que al mismo tiempo, impiden que el individuo contacte con su experiencia real.
La Terapia Gestalt no tiene como fin vencer las resistencias como el psicoanálisis, sino hacer que el individuo tome consciencia de ellas y las emplee de forma adaptada en función del momento y situación.
Esta perspectiva holística e integradora del ser humano implica que hay que tener en cuenta que los conflictos se expresan tanto verbal como corporalmente y que todos los procesos físicos (postura, tensión muscular, etc) son expresiones de la persona. Los síntomas corporales son utilizados frecuentemente como puerta de entrada para comenzar el contacto con la persona y sus emociones.
La Terapia Gestalt tiene una concepción holística del ser humano y por tanto presta atención a la interrelación entre todas las partes (física, emocional, espiritual etc) que lo componen. El cuerpo es utilizado a menudo, dentro de la terapia, como puerta de entrada a aspectos emocionales por lo que para el terapeuta Gestalt es fundamental el contacto con la persona.
Es por ello que siempre son más recomendables y efectivas las sesiones presenciales, ya sea individuales o en grupo, frente a la terapia Gestalt online.
La Terapia Gestalt utiliza diferentes herramientas y recursos para acompañar a la persona a que tome consciencia y experimente profundos cambios que le permitan desarrollarse plenamente.
Uno de los aspectos importantes para la Terapia Gestalt es la relación terapéutica entre el profesional y el cliente. El terapeuta gestáltico es activo, en el sentido de que actúa e interviene pero no es directivo, es decir, no fija la dirección del proceso sino que acompaña al cliente a que sea éste quién lo determine. Su finalidad es servir de facilitador en el proceso, pero es el cliente quién explora nuevas dimensiones de sus experiencias, toma conciencia y busca soluciones resultando así una terapia efectiva puesto que es el propio cliente quién encuentra soluciones.
Como he mencionado en puntos anteriores la principal ventaja de esta terapia es que el terapeuta gestáltico no es directivo aunque si activo en la medida en que facilita la toma de conciencia. Es el propio cliente quién, mediante la exploración de su conducta desde diferentes ángulos, toma consciencia de sus conductas, sensaciones y creencias, da significado a su comportamiento y finalmente supera sus bloqueos realizándose plenamente.
Las emociones nos permiten orientarnos y relacionarnos con el exterior y nos dicen que necesitamos para crecer como personas. La terapia es un buen lugar y un buen momento para explorar y expresarlas. Ensayaremos nuevas formas de vivirlas sin pasar por encima ni quedándote enganchado/a en ellas.
No se trata de cambiar, sino de funcionar más armónicamente, aceptando lo que somos. El cambio se da cuando nos convertimos en lo que somos y no cuando tratamos de ser otra cosa. En terapia encontrarás un apoyo, impulso y acompañamiento en el proceso de cambiar, no tanto para ser una persona mejor o distinta, sino para ser cada vez más tu mismo/a.
El tiempo que necesita cada persona depende del problema con el que acuda a la consulta y evidentemente de su situación y capacidad para tomar conciencia. Hay personas que su proceso dura meses y otras llegan a estar años.
El precio por sesión de Terapia Gestalt depende de cada profesional. En Terapia Gestalt Madrid es de 60€.
Comparto aquí algunos testimonios de mis pacientes:
Llegué a la terapia con Alberto en un momento muy difícil. Me sentía sin fuerzas y totalmente desesperanzada y él me dio las herramientas para combatir mis demonios internos y reconciliarme conmigo misma.
Ahora ya puedo llorar otra vez cosa que no me resultaba fácil hacer.
Mi experiencia con la terapia Gestalt ha sido realmente liberadora.
Gracias de nuevo, Alberto.
Durante mi proceso he ido descubriendo mis valores y mis prioridades.
Me ayudó el trato cercano, la tranquilidad y paciencia de Alberto que me hizo ver cosas de mi misma que dificultaban las relaciones.
Durante la terapia recibí mucha claridad y comprensión. Aprendí una forma diferente de gestionar mis emociones. Ahora siento más libertad interna y estoy más tranquila conmigo misma…
La terapia cambió profundamente mi vida. El mundo es diferente, menos amenazante. Realmente Alberto es un excelente terapeuta.
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