Los celos no tienen nada que ver con el otro. Se trata de ti, de tu sensación de ser ignorad@, despreciad@, no tomado en cuenta y de tu frustración por no poder controlar a los demás.
Con el fin de evitar tu dolor, te comparas y luchas.
Sanar tus celos solo puede hacerse aquí y ahora, volviendo hacia tu único sitio de poder: este momento presente.Haz a un lado la palabra y el concepto ‘celos’ y siente directamente esa cruda sensación, sin juicios y sin tratar de convertirla en algo ‘mejor’.
Contacta con tu propia incertidumbre, con tu inseguridad, con tu duda, con tus sentimientos de impotencia.
Siente a ese viejo amigo: la apremiante necesidad de controlar.
¡No te des la espalda!
Cuando te alejas de tu experiencia, comienza la separación y el miedo.
Comienza a iluminar los puntos heridos y olvidados en ti a través de tu presencia consciente.
Atiende con amabilidad a ese niño que hay en ti, a ese niño que ha sido ignorado y que tanto anhela sentirse amado. Siente su inocencia.
Deja que tus celos te rompan el corazón de par en par y aprenderás a ser más humilde.
Jeff Foster
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