He estado muchos años buscando que me quieran. Y desesperándome cuando no lo consigo.
Menos mal que estoy descubriendo por fin que mayor quizás que la alegría de ser amado es la alegría de amar.
Y el amar depende de mi, porque el amor está dentro de mi.
Cuando estoy realmente conectado, me doy cuenta de que la fuente de amor está en mi, no fuera.
He comprobado que si yo me nutro, conectando conmigo, con mi ser, con mi esencia, este amor que soy aparece, y tiene ganas de salir.
Últimamente, independientemente de las personas que pasen por mi vida, estoy siendo más capaz de darme a mi mismo el cariño, el cuidado, la compasión y la aceptación que necesito.
Y así, cada vez veo que sale un poquito más de amor hacia fuera, hacia la vida, hacia los demás.
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