Dice un proverbio africano que los blancos tenemos relojes, pero que en África tienen el tiempo.
Una de las grandes paradojas de nuestra sociedad es que la abundancia genera escasez. La exigencia de la ganancia impide que los avances tecnológicos redunden en más tiempo libre y calidad de vida; al contrario, la dictadura del productivismo y la eficiencia se instala en las relaciones personales y en lo más profundo de nuestras subjetividades.
El tiempo nos ha sido expropiado por el sistema. Ya hemos perdido la siesta y estamos a punto de perder la comida.
Podemos gobernarnos a nosotros mismos. Podemos dirigirnos hacia un mundo postcapitalista que sustituya la lógica de la competencia por la colaboración.
Depende de nosotros…
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