Somos personitas cada una con sus penitas. La terapia sirve para soltar, aligerar la mochila repleta de dolores, condicionamientos y residuos de relaciones que se proyectan una y otra vez sobre la realidad. Es indispensable un trabajo interior para limpiar, soltar y vaciarse.
La vida nos zarandea y nos impele a crecer y evolucionar a través de adversidades y conflictos cuyo sentido no es otro que despojarnos de las corazas de nuestros egos y dejar expuesta nuestra esencia.
Hay días soleados y días lluviosos. Los hay de suave y refrescante brisa, y días de vendavales y borrasca.
Pero normalmente osamos oponernos a lo que acontece.
La terapia sirve para poder rendirnos a la vida: Insha’Allah, hágase tu voluntad.
El sufrimiento es la resistencia interna hacia como son las cosas, decir no, rechazar lo que experimentamos. Se origina por un rechazo a lo que es, al flujo de la vida y los acontecimientos.
La terapia sirve para rendirnos, soltar y decir si la vida.
El antídoto, el remedio sanador para tanto dolor es el amor. Despertar por la mañana dando gracias por la oportunidad que representa el nuevo día. Y desde la reconfortante y dulce presencia del aquí y ahora conectar con nuestro interior para dar lo mejor de nosotros mismos.
Fuente: A. Belart
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