Cada domingo por la tarde, los miembros de un club de lectura de Wellington, Nueva Zelanda, van a un café, apagan sus teléfonos móviles, se sientan en sillones confortables y leen en silencio durante una hora.
El objetivo del club es olvidarse de todos los aparatos electrónicos y leer de forma interrumpida, un hábito placentero que se ha perdido a causa de internet, los smartphones y las redes sociales. Existen clubs de lectura lenta en silencio en muchos sitios del mundo.
Leer así aporta numerosos beneficios: mejora la capacidad de concentración, reduce el estrés e incrementa la capacidad de pensar, escuchar y comprender.
La lectura lenta forma parte de una corriente que promueve el resurgimiento de otros hábitos antiguos que conllevan tiempo y que sirven de contrapeso al ritmo acelerado de vida que llevamos.
Fuente: http://libreprensa.com/