A los mayores nadie podría o debería obligarnos a besar o abrazar a alguien si no queremos. El mismo respeto merecen los niños.
Los niños tienen derecho a decir “no”, a preguntar, a expresar su bienestar o malestar. Esto último es una gran protección y algo que ayudará a su autoestima y confianza hasta adultos.
Para ellos es fundamental aprender sobre sus preferencias y sus límites.
Tomado del libro “Mi cuerpo es un regalo” de Vinka Jackson
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