Llevo mucho tiempo intentando llenar mi vida de contenidos apasionantes. Y me he dado cuenta de que he perdido el norte.
Tengo más libros de los que puedo leer, más estímulos de los que puedo absorber y más planes de los que puedo hacer…
Cuando tengo mi atención dispersa entre tantos focos no me siento bien, me estreso, me bloqueo y me angustio. Y entro en un querer más y más, pero nada me llena.
Cuando mis actividades se enfocan a una búsqueda en el exterior, no me sacio. Solo me quedo en calma cuando me paro y me nutro a mi mismo.
Cada vez se me hace más necesario parar este ritmo ajetreado en el que estoy sumergido y buscar momentos de silencio… Ahí es cuando me surgen respuestas que me tranquilizan y dan sentido y perspectiva a mi vida: ¿estoy haciendo lo que quiero?, ¿qué necesito realmente?, ¿me siento útil para mi entorno?, ¿soy feliz?, ¿estoy siendo la persona que quiero ser?
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Alberto Martín-Loeches
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