Antes de expresar tu enfado a otra persona, si notas que tienes mucha rabia, te propongo descargarla (con un cojín, gritando, corriendo, etc…) hasta que sientas que puedes sostener tu enfado y adueñarte de él.
De otra manera corres el riesgo de vomitarlo violentamente.
Entonces, en contacto con tu enfado y tu fuerza, podrás expresar lo que sientes con firmeza, para que la otra persona conozca el efecto de su acción sobre ti.
Te propongo nombrar, sin descalificar, lo que ha hecho, por qué te ha molestado (el daño) y proponer con claridad lo que necesitas para que tu enfado desaparezca.
Decir lo que te molesta es señal de fortaleza, no de debilidad como solemos creer.
Necesitas afirmar tus derechos e informar al otro de tus límites (no voy a seguir aceptando esto). Por supuesto, intentando que tu tono no trasmita desprecio ni hostilidad. El enfado que quiere destruir no funciona.
También es importante que estés atent@ para no echarle al otro barriletes de rabia acumulada de tu pasado que no le corresponden.
Alberto Martín-Loeches
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