La clave de la comunicación en pareja es poder discutir nuestras diferencias. Pero no de cualquier manera.
Las discusiones tienen que ser concretas, hablando de solo una cosa cada vez.
Lo peor es cuando acumulamos y acumulamos y en un momento dado, explotamos por una tontería y nos ponemos a discutir todo a la vez y a desahogarnos.
Discutamos cosas actuales, para solucionar problemas actuales. Es fatal echar constantemente en cara cuestiones ya pasadas, que no sirven ni aportan nada.
Hemos de evitar interpretar el pensamiento, las intenciones ocultas o los sentimientos de la otra persona.
Expongamos nuestra postura aclarando nuestras necesidades. Empezar la frase con “yo necesito….” ayuda a que el otro se pueda poner en tu lugar.
En una discusión no se busca vencer, se busca contrastar y hacer más sólida la relación. No es una competición.
Hemos de situarnos en la actitud de “Ganar-ganar”, no en la de “Yo gano-tu pierdes”.
No compartimos para que el otro cambie, sino para que el otro pueda comprendernos mejor.
Hay que evitar discutir delante de otras personas, da igual que sean familia o amistades. La discusión incumbe solo a la pareja y es la pareja la primera que debe poner soluciones.
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