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Una madre sana es aquella que le dice a su hijo/a:

• Te quiero así, tal como eres.

• En los momentos bajos estoy contigo y te contengo, te consuelo, te apoyo y creo en ti, en tu potencial.
Cuando me necesitas estoy. Cuando no me necesitas hago mi vida.

• Te apoyo en el potencial que tienes y en tus inclinaciones naturales.

• Me siento satisfecha de ser partícipe de la vida que representas y te lo hago saber.

• El hecho de que existas me alegra y te lo hago saber.

• Si eres mujer, te enseño a serlo y a sentirte satisfecha de ti.
Te enseño lo precioso que es el misterio de la vida de la cual somos partícipes.
Dejo espacio para que tu padre tenga un papel esencial en tu vida. Para que puedas mirarte en sus ojos y alimentarte de la admiración que él siente por ti y así aprenderás que eres una mujer valiosa y querible por los hombres y no permitirás en tu adultez que ninguno te falte al respeto o te maltrate.

• Si eres hombre, te apoyo y bendigo la conexión con tu padre, te aliento a que te acerques a él y a que aprendas a ser hombre de él y con él.

• Te apoyo en tus iniciativas para que descubras por ti mismo la vida.

• Te enseño a confiar en la vida y en que todo lo que te suceda, aunque sea un tanto doloroso, feo o dificil, va a contribuir a tu crecimiento personal.

 

Autora: Pepa Campos

 

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